Australia autoriza el arroz dorado, un transgénico contra la mortalidad infantil
Esta variedad modificada genéticamente contiene provitamina A, cuya deficiencia provoca la ceguera y la muerte de miles de niños al año en el mundo.
La vitamina A es fundamental para la vida del ser humano. Las enfermedades infecciosas están asociadas a su deficiencia, provocando sobre todo en los niños ceguera y una incidencia más alta de complicaciones respiratorias, diarrea, y el sarampión que conducen a la muerte.
Esta situación pasa casi desapercibida en los países desarrollados, donde el consumo de alimentos que contienen los dos tipos de vitamina A es una práctica habitual. Por un lado, la vitamina A que se encuentra en la carne de res, pescado, aves de corral y productos lácteos. Por otro, la provitamina A propia de alimentos frescos como son las frutas y las verduras.
La escasez de alimentos que surtan de ambas a la población es casi una sentencia de muerte en países pobres. Según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), al menos en 60 países la deficiencia de Vitamina A es un problema de salud pública, siendo el continente africano el que mayores problemas presenta.
Entre 250.000 y 500.000 niños se vuelven ciegos anualmente por esta causa, la misma a la que un alimento transgénico podría poner fin según un sector de la comunidad científica.
Se trata del arroz dorado, que ha sido genéticamente modificado para contener beta-caroteno, la forma más común de provitamina A, y que tras un exhaustivo estudio, Australia y Nueva Zelanda han aprobado para el consumo esta misma semana.
"No hay riesgos para la salud"
Mark Booth, director ejecutivo de FSANZ, organización de consumo de ambos países indicó que el Instituto Internacional de Investigación del Arroz (una organización humanitaria) solicitó incluir esta variedad de arroz entre los alimentos permitidos.
“El instituto busca cultivar este arroz en países en vías de desarrollo para luchar contra la ceguera y otras enfermedades provocadas por la falta de vitamina A”, explicó en un comunicado.
FSANZ asegura haber llevado a cabo una "cuidadosa" evaluación del producto que nació en los laboratorios a principios de la década de 1990, y ha determinado que "no hay riesgos para la salud".
En un ejercicio de simulación en el que todo el arroz consumido en Australia y Nueva Zelanda era sustituido por arroz dorado, el resultado fue un aumento del 2 al 13 % de ingesta de beta-caroteno entre la población. Un cantidad normal que no daña al ser humano.
Ahora falta por ver qué empresas se animarán a comercializarlo en un mundo en el que el alimento transgénico siempre tiene la lupa encima. De hecho, Greenpeace rechaza su consumo porque puede contaminar fácilmente otros arroces no transgénicos "a través de la mezcla inadvertida de semillas durante la cosecha, el transporte y la distribución", y se desataría una guerra de patentes entre grandes multinacionales.
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